martes, 13 de noviembre de 2007

El antiguo testamento y el origen de las clases desprotegidas

Por Luis Fernando Martinez Hernández
En el antiguo testamento se posee sin duda algunas de las características del capitalismo moderno: propiedad privada, división del trabajo, mercados y moneda. Por lo tanto no queda duda de que los pensadores antiguos al examinar los problemas de su sociedad, emitieron juicios que fueron el punto de partida de toda teoría social actual.

La lucha entre la sociedad tribal, con su propiedad comunal y su actividad económica impersonal y el surgimiento de una sociedad “más compleja”, estratificada en clases y castas, basada en gran parte en la propiedad privada, se refleja nítidamente como en un espejo en el Antiguo Testamento.

La técnica de la producción progresa y las necesidades se hacen más complejas, y llega un momento (según la interpretación del antiguo testamento) en que son necesarios ciertos dispositivos sociales para aprovechar al máximo la capacidad de producción. La división del trabajo progresa hasta implicar el establecimiento del intercambio privado y la ampliación de la propiedad privada de los bienes de consumo a los de producción. La producción se hace entonces habitualmente para fines de intercambio privado; desaparece la facilidad de vigilar y dirigir el proceso económico social, porque éste se ha hecho personal. La Biblia, material que al fin puede permitirnos estar razonablemente seguros de lo que el hombre primitivo pensaba de su sociedad y de sus transformaciones. Los testimonios del pensamiento social antiguo que poseemos consisten totalmente en mitos que tratan de justificar el orden social existente en términos sobrenaturales.

Son ejemplos de las limitaciones de carácter comunal impuesta a los derechos individuales, las leyes dictadas para conservar la relación de la familia a través del derecho hereditario con la propiedad de la tierra y la institución de un año de jubileo.[1]

Del desarrollo de la propiedad privada que comienza a aparecer en el Antiguo testamento nació el comercio interior y exterior, y con éste la posibilidad de acumular riquezas. Fue en este periodo cuando se estableció la monarquía hebrea. La descripción de la sociedad de aquel tiempo que aparece en los libros de los Reyes, y más enfáticamente aún en los lamentos, protestas y visiones de los profetas, nos da idea de la marcada división entre ricos y pobres. El lujo de la Corte se sostenía gracias al gradual crecimiento de una clase esclava. Los gastos de la casa real, así como los de las guerras y los dispendiosos edificios públicos, se costeaban con los derechos de peaje, y las utilidades del monopolio real sobre el comercio exterior, con el reclutamiento o leva de trabajadores e impuestos muy elevados[2]. El resultado fue el empobrecimiento de las masas, la enajenación de la tierra y la aparición de una clase “desposeída”.

La rebeldía espiritual de los profetas refleja este cambio en la estructura económica. Denunciando la avaricia de la sociedad nueva, trataron de retrotraer a los hombres a las formas de vida del pacto de revivir la justicia y la clemencia como principios de la conducta social. Aunque el ataque de los profetas fue infructuoso, La desintegración de la comunidad primitiva no podía detenerse.

Fue entonces como les hicieron creer a las clases sociales desprotegidas que no tenían ninguna esperanza en el futuro; y únicamente esperaban ver que la cólera de Dios trajera la destrucción universal que miraban como el único destino que su mundo merecía. Otros pusieron su fe en la venida del Mesías que libertaría a los hombres del mal y los conduciría de nuevo a los modos de vida de la comunidad primitiva.

Una visión totalmente idealista del cambio social está subyacente, tanto bajo la desesperación de unos, como bajo la esperanza que otros ponían en la venida del redentor. No consideraban (ni actualmente) los males que denunciaban como resultado, en parte, de una nueva estructura económica, sino que los atribuían exclusivamente a un cambio en el corazón del hombre. La codicia y la corrupción, sin ponerlas en relación con el suelo más propicio en que podían florecer ahora, fueron consideradas como las causas únicas de la miseria. El remedio era y sigue siendo totalmente idealista: aceptar plenamente la ley de Dios, vivir en el código religioso.[3]

Con ello y a modo de colofón se puede señalar que la religión tiene estas propuestas respecto de la clase desprotegida: 1.- La clase gobernante de los esclavistas proclama el origen divino de este poder. 2.- se justifica y defiende la necesidad de la desigualdad social. 3.- se infunde a las masas el sometimiento y la obediencia. Y, 4.- Se fomenta un severo terror.

[1] Por ejemplo, Lv., 25, 10, 11.
[2] Por ejemplo, 1 R., 1, 5, 13 ss.
[3] Roll Eric, HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS, Ed. Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1967, Pág. 17-22.

viernes, 9 de noviembre de 2007

jueves, 8 de noviembre de 2007

citas históricas

Cuando hablemos de libertad es porque el Estado ya dejó de existir.
José Martí.

La libertad existe tan sólo en la tierra de los sueños.
Von Shiler.

CITAS HISTÓRICAS

La libertad cuesta muy cara y es necesario o resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla al precio que sea.
José Martí

El monstruo sigue vivo

Al momento de terminar este trabajo vi las noticias en que se
denunciaba la detención y desaparición de dos personas en el Estado
de Oaxaca el 25 de mayo del 2007. Sus nombres: Edmundo
Reyes Amaya y Raymundo Cruz Sánchez acusados de pertenecer al
Ejercito Popular Revolucionario (EPR) y me cimbró y me taladró el cerebro
el recuerdo de tanto daño que había causado esa fiera salvaje
tiempo atrás, y esa noticia me hizo despertar de ese letargo y volver a
la realidad de que el monstruo todavía sigue ahí vivo, al acecho, con
el mismo método, y el mismo sistema de negar la detención a los
familiares que desesperados los buscan, pero ya jamás aparecen.
El gobierno mexicano tiene que rendir cuentas de estos ciudadanos
y hacer que aparezcan con vida, y si tienen algún problema
jurídico que sean consignados a las autoridades, pero que no dispongan
de su vida. No se vale el lenguaje del engaño, de la doble
moral, el pueblo es noble y creo que el gobierno ha ido demasiado
lejos en la agresión especialmente contra los más desamparados.
Espero que cuando circule este libro ya estén esas dos familias tranquilas
con su ser querido.
El gobierno mexicano tiene que entender que hay otras formas
de vida más civilizada y que hay que seguir construyendo cimentados
en un sistema de progreso social, cultural, económico, político
y entender que este modelo económico que nos hizo perder
soberanía ya caducó.
Guadalajara, Jalisco, México. Verano 2007.

Prólogo del libro Noche y Neblina


Noche y Neblina se editó en agosto del 2007 por Plaza Editores. José de Jesús Morales Hernández publicó previo en septiembre de 2006 Memorias de un Guerrillero, en donde narra su participación personal y directa en el movimiento revolucionario de los años 70s del siglo XX y las causas que motivaron ese levantamiento armado que cambió a México.
En Noche y Neblina expone histórica y documentalmente los resultados y consecuencias de lo que hoy se conoce como la guerra sucia y en donde se plantean también las conductas vesánicas que utiliaron los hombres del poder en el Estado en contra de los jóvenes que soñaron por construir una nación más justa y que se toparon contra la más despiadada represión. Quedan como testimonio de esos tiempos de barbarie cientos de desaparecidos y muertos.
Noche y Neblina explica las conductas de los asesinos en sus partes histórica, económica, jurídica, política, sociológica, filosófica y hasta sicológica.
En esta bitácora publicamos fragmentos del libro.
Joel Huacuja, editor

PRÓLOGO
Gracias a la obra que presenta el autor José de Jesús
Morales Hernández, sabemos y entendemos la tan
trivial verdad de que nada surge por generación espontánea
y que ninguna realidad existe en la quietud e inmovilidad, que
al presente debemos comprenderlo como la unidad indisoluble
del pasado y el futuro.
Noche y neblina ha sido elaborado por el autor con el
propósito de ofrecer material claro sobre los diversos conceptos
y enfoques teóricos elaborados por las ciencias sociales
con el fin de analizar los aspectos revolucionarios, pedagógicos,
humanos, sociológicos, económicos, filosóficos y políticos;
se dispone de una información pormenorizada, rigurosamente
exacta e inapreciable de aquellos hechos heroicos, una evaluación
de esos hechos, las situaciones y los hombres, analítico
con una coherencia desde el principio hasta el fin. Espero que
a la vez la presente obra genere productivas discusiones sobre
el pasado, presente y futuro de nuestro país tan segmentado y
fragmentado.
Esta democracia puede lucir nítidamente las desigualdades
y soberbias heredadas de la tiranía.
¡Los más desmayan trabajando y sembrando!
¡Los menos engordan mirando!
La obra que presenta el autor José de Jesús Morales Hernández
tratando de dar una explicación científica de los procesos
sociales para prever y controlar su desarrollo, dando una
respuesta a esa aspiración del gobierno de cambiar deliberadamente
el curso de la historia.
Separar la parte del saber y la parte de la especulación,
de los saberes parciales, fragmentarios, que sólo la ciencia del
16 José de Jesús Morales Hernández
marxismo los engloba, ante la información fragmentada,
estimable pero insuficiente.
Ante la obstaculación de dar a conocer los hechos y las causas
por la burguesía dominante. La adquisición de un conocimiento
objetivo de los procesos sociales, conocer el movimiento real de la
historia a través de la ciencia del materialismo histórico, dialéctico
y de la práctica revolucionaria.
Quiérase o no, los hechos están ahí, con una evidencia indiscutible,
con un sentido tal vez oscuro, y su fachada un tanto espectacular,
pero su realidad es innegable.
Para analizar a fondo el movimiento hay que disponer de la
historia aún no escrita, vale la pena abordarla en toda su amplitud
y entusiasmo que la empresa merece.
Si hubiera de expresar en una formula mi reacción personal
de este trabajo, lo haría de la siguiente manera: Por debajo de
todas las anécdotas hay una serie de valores positivos que sería
enteramente injusto silenciar, la sincera verdad que hay que decir
siguiendo en las actuales circunstancias, se trata sencillamente de
la libertad y la libertad de todos y cada uno de los seres humanos,
universal, radical y esencialmente social. Tiene que ser implacable,
sin pactar con los implacables mecanismos que están apoderándose
del mundo.
Por debajo de todas estas anécdotas, hay un anhelo profundo
de libertad auténtica y sincera, que trasciende los limites de las
libertades liberales y una sed de justicia que es social, en la más
ancha acepción de la palabra.
Es una investigación de los crímenes del régimen fascista,
aclarar las campañas de desinformación, de la adulteración de la
verdad. La pretensión de este libro va encaminada en aras de que
se conozca la verdad y dar a conocer los horrores de la guerra que
practicó el gobierno en contra del pueblo en su legítimo reclamo
de sus derechos sociales emanados de una revolución.
Claramente los hechos que ya pertenecen a la historia se
investigaron a través de la ciencia del materialismo histórico y
de la filosofía del materialismo dialéctico. El objetivo de este
trabajo de la lucha insurreccional es para que no se disuelva
en el pasado sin que se fijen claramente las causas y los resultados.
El autor hace un incesante llamado a tomar conciencia
y al honor de cada hombre. Se tuvo la posibilidad de conocer
mediante pruebas documentales de las fichas signalécticas con
fotografías, huellas y firmas de los detenidos donde demuestra
fehacientemente de su detención y desaparición; las listas
de las desapariciones comprobadas por Estados y la odisea
vivida por algunos de los participantes que aquí presentan su
testimonio de cuando estuvieron en las garras de los cuerpos
represivos y la actitud firme y valerosa mantenida ante sus captores,
torturadores y asesinos.
Para el rico la buena mesa.
La basura para los pobres.
El dinero para los ricos.
Para los pobres el trabajo.
Para los ricos la casa grande.
El tugurio para los pobres.
El fuero para el gran ladrón.
La cárcel para el que roba un pan.
París, París para los señoritos.
El pobre a la mina, al desierto.
Pero esta oposición asiática,
venida del sub-hombre, es sencillo
refrenarla: a la cárcel todos,
al campo de concentración,
así quedaremos sólo
los caballeros distinguidos
y los amables yanaconas
del Partido Radical.
Pablo Neruda.
Lic. Luis Fernando Martínez Hernández.
Maestrante en Filosofía.

¡HAY OTRAS FORMAS DE VIDA!

Todos los hombres y mujeres avanzados del mundo con
ideas progresistas, profundas nos dimos a esa tarea universal.
Hay que asegurarnos que sus nombres y sus nobles actos queden
plasmados en las páginas de la historia y en las ubérrimas
conciencias presentes y futuras.
Nos propusimos articular un movimiento vasto, político,
cultural para formar un gobierno popular revolucionario.
Y para ello se tiene que edificar una obra noble, humanista,
profundamente social, contra egoísmos y contra intereses
mezquinos y que cristalizara. Esto sólo seria posible con hombres
de conciencia, que quisieran volar como místicas aves,
sentirse tejedores de libertades. Y que ahora desaparecidos,
les seguimos sus pasos, sus huellas, su lucha.
Se pretende rescatarlos de las cárceles secretas, de los
sótanos de de la tortura, traerlos a casa, curar sus heridas,
escuchar sus testimonios, caminar por las calles, compartir
sueños, de los andares por esas calles del barrio, de los recuerdos
de infancia, de juventud? ¿Qué queda de todo aquel
proyecto? ¿De las discusiones políticas, de aquellos proyectos
de lograr el triunfo revolucionario? ¿En dónde quedó aquel
despertar del pueblo que nos iba a acompañar en la lucha?
¿Dónde quedaron nuestros muertos?
¿Dónde están nuestros desaparecidos? ¡No hay respuesta!
El desaparecido en todo momento ahí esta, pero no aparece.
¿Qué quedó de todos aquellos sueños? ¡Quedó el rescoldo
que cada uno atesora dentro de sí como parte indisoluble de
un proyecto de patria grande, y nuestros compañeros asesinados
y desaparecidos como parte intrínseca de este proyecto,
volverán del silencio, no del olvido! Esta historia, nuestra historia
no será jamás parte del pasado de mi vida.
Se nos podrá responsabilizar de cualquier cosa. De lo
que sí somos responsables históricamente es el de haber sido
derrotados militarmente muy rápidamente al haber equivocado
las estrategias de la guerra y haber acabado con las
esperanzas que como ejercito armado del pueblo habían depositado
en nosotros, se esfumó. Aunque la lucha la llevamos
hasta la última gota, si nos equivocamos o no, esa no fue
nuestra intención, esta fue noble y nuestros compañeros muertos
y desaparecidos antes que cualquier crítica primeramente
son revolucionarios, nos parezca o no.
Nunca nos angustió sentir la muerte aproximándose,
rondando las cercanías, amenazando desde alguna distancia
(cada día más corta) con la certidumbre del adiós a esta vida.
Creo que lo que sí les dolió a nuestros compañeros fue haber
asistido sólo al prolegómeno incierto de la historia y que sus
esperanzas no hubiesen alcanzado realización concreta durante
su vida.
La realidad es dolorosamente complicada pues “aún no
llegan los nuevos pasajeros” —las personas le temen a lo que
no comprenden—, ese es el trabajo de la aculturación, y les
ha funcionado de maravilla, la gente hasta cree, que si hay
democracia, y empuja el carro ajeno (el de su verdugo).
Ahora nos queda el compromiso con sus madres, con
sus seres queridos y el reconocimiento para esos heroicos
compañeros que dieron su vida por una causa justa, no son
héroes, son revolucionarios y quedarán grabados en la historia.
“Rebeldes ayer, revolucionarios siempre”. ¡Nunca más ni
desaparecidos ni impunidad!
Nuestros compañeros se perpetuaron en la vida concreta
de su pueblo al que pertenecen, para superar su propia
muerte, para fecundar interminablemente su existencia. En
esta lucha no se trata sólo de sacrificarse, sino de reivindicarse
como sujeto, lo cual no se puede sin reivindicar al otro. De esta
reivindicación nace la solidaridad en cuanto a praxis, porque
al reivindicarse como sujeto la persona se reivindica en el conjunto
de los otros. El otro está en mí, yo estoy en el otro. Es un
ser para la vida, no un ser para la muerte.